Ante esta aprobación, la plataforma ciudadana “Stop Área Norte” – integrada por la Asociación Ciudadana de Alcorcón Castilla Comunera, la Asamblea del Centro Social Okupado Eskuela Taller y Ecologistas en Acción del Suroeste de Madrid -, mostró públicamente su más firme rechazo al observar que este enorme desarrollo urbanístico previsto supone urbanizar terrenos que en 1999 el Ayuntamiento de Alcorcón calificó como suelo no urbanizable protegido debido a sus valores naturales, paisajísticos y forestales.
La presión de los principales propietarios de los terrenos (entre los que se encuentran algunas de las principales inmobiliarias de España, como Metrovacesa) ha conseguido que el Ayuntamiento ceda a los intereses especulativos de dichos propietarios por medio de la figura legal del convenio urbanístico de planeamiento. Esta figura legal ha sido ampliamente denunciada por todos los movimientos contra la especulación y en defensa del territorio existentes en España debido a que mediante estos convenios un promotor que tiene suelo no urbanizable puede negociar con el Ayuntamiento la recalificación y cuánto podrá construir si paga dinero, soslayando el Plan General de Ordenación Urbana, que debe regular el urbanismo de la ciudad. De ahí que el catedrático de Ciencia Política Manuel Villoria afirme que los convenios urbanísticos son “un nido de corrupción”.
Junto a la denuncia de estos negocios realizados de espaldas a la ciudadanía y en beneficio fundamental de unos particulares, desde Stop Área Norte se recordó que el problema de acceso a la vivienda en España no es un problema de falta de viviendas sino que se debe a que la vivienda se ha convertido en un bien de inversión para las clases adineradas. Así, en 2005 se construyeron en este país más de 800.000 viviendas, más que en el Reino Unido, Francia y Alemania juntos. En el ámbito ambiental esto supone una destrucción y ocupación de hábitats sin precedentes, difícilmente recuperables, al mismo tiempo que exige unas altas inversiones materiales y energéticas. Para solucionar este problema se debe apostar, por tanto, por la intervención pública, basada en primer lugar en dar uso a las viviendas vacías existentes (en Alcorcón 7.000; en la Comunidad de Madrid 300.000) y en privilegiar la rehabilitación de viviendas frente a su tradicional destrucción, como ocurre en el caso de Alcorcón, cuyo casco histórico se encuentra perdido entre casas nuevas, grúas, solares vacíos y ruinas. Sólo como último recurso la intervención pública debería basarse en la construcción de nueva vivienda pública.
Por otra parte desde Stop Área Norte se considera una tomadura de pelo considerar un desarrollo urbanístico como una apuesta por el medio ambiente cuando supone la destrucción de hábitats preexistentes y la ocupación del suelo por asfalto, hormigón y ladrillos, además de requerir un importante consumo de energía y agua, especialmente al apostarse por un desarrollo urbano disperso. Dejar una serie de “zonas verdes” como islas no es una puesta por el medio ambiente. La naturaleza no conoce de fronteras.
Por último, pero no por ello menos importante, desde Stop Área Norte se denuncia la apuesta del Ayuntamiento por una participación ciudadana falsa, porque los debates que se preveen sobre el urbanismo de Alcorcón para ser en igualdad de condiciones deberían haberse abierto antes de la aprobación del proyecto. Por ello Stop Área Norte consideraba que lo que se buscaba con dichos debates era vender dicho proyecto a las diversas entidades ciudadanas, al mismo tiempo que seguir una política de hechos consumados.
Por todo ello, Stop Área Norte defendía que el Ayuntamiento volviera al planeamiento urbanístico reflejado en el proyecto inicial del Plan General de Ordenación Urbana de 1999, que recogía como suelos no urbanizables protegidos los terrenos del norte de Alcorcón. Para la plataforma lo contrario suponía apostar por los intereses de unos pocos (como la junta directiva del Atlético de Madrid) en prejuicio del medio ambiente y de una solución real y a largo plazo del problema de acceso a la vivienda.
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